El lunes 28 de octubre, el día después de la elección general, ya nada será igual. La lucha por la permanencia en el poder que encarará el kirchnerismo y la guerra de guerrillas que librará la oposición para obtenerlo en 2015 enrarecerá el clima político a su máxima expresión. Desde el domingo 11 ya se comenzó a percibir una leve brisa de que algo nuevo se avecina. El discurso sobre el fin de ciclo K y la inminente llegada de una crisis de gobernabilidad a raíz de la pérdida de votos es agitado desde los sectores refractarios al cristinismo como un temible fantasma.
En Tucumán sucede algo similar. No sólo los hechos políticos tienen similitudes, sino también sus actores. El neoliberal José Alperovich está corriendo la misma suerte que la neoliberal Cristina Fernández, respecto a la sangría electoral. Y sí, la Presidenta es una loba neoliberal con piel de cordero progresista. ¿O acaso es una mera coincidencia de que ella haya sido la promotora de acercar al gobierno a neoliberales y ex ucedeístas como Amado Boudou, Martín Lousteau y Sergio Massa? Con este último, a Alperovich lo une un sinnúmero de semejanzas. Alperovich y Massa se parecen. Y no sólo por el hecho de no ser peronistas. El mandatario tucumano aún no aprendió a cantar la "marchita" y el intendente de Tigre confunde frases históricas de Perón con dichos de Elisa Carrió.
Primera semejanza: Alperovich y Massa llegaron en paracaídas al Partido Justicialista. Mientras Alperovich hizo sus primeras armas en el radicalismo, Massa fue instruido políticamente por los cuadros de la Ucedé. Segunda semejanza: los dos construyeron su imagen en base al aparato publicitario. Tercera semejanza: los dos tienen a Hugo Haime como encuestador y asesor. Cuarta semejanza: los dos traicionaron. El tucumano traicionó a Julio Miranda, su mentor que lo arropó de peronista y lo sentó en el sillón de Lucas Córdoba. En tanto que el tigrense traicionó a todo el kirchnerismo al irse del cargo de jefe de Gabinete calificando de "monstruo" a Néstor Kirchner, según la información que se filtró a través de Wikileaks.
¿A quién apoyará el mandatario tucumano cuando el cristinismo dé sus últimos estertores? No hay político en Tucumán que no responda lo mismo cuando se les hace la misma consulta: "Alperovich se irá con Massa sin dudarlo". Así lo aseguran los conocedores del extremo pragmatismo del gobernador. Como dijo el químico parisino Antoine Lavoisier: "Nada se pierde, todo se transforma". Es muy probable que los votos que Alperovich perdió el domingo 11 busque recuperarlos en 2015 en un alineamiento con "Massita". Es una jugada política de mucho riesgo que si le sale bien podría asegurarle la supervivencia de su espacio en la provincia.
El intendente de la capital, Domingo Amaya y el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, también se parecen. Primera semejanza: los dos fueron vapuleados y humillados hasta el hartazgo por Cristina y Alperovich. Segunda semejanza: se formaron en el peronismo y son considerados "compañeros" dentro del pejotismo. Tercera semejanza: ninguno de los dos traicionaron (todavía), pese a que tuvieron motivos para hacerlo, a raíz de los constantes embates que recibieron. Cuarta semejanza: los dos se posicionaron como los máximos referentes en heredar el poder del peronismo, en la sucesión nacional y provincial.
En el plano provincial ya comenzaron las negociaciones subterráneas de algunos alperovichistas con el amayismo, quienes se asustan del olor a cala que emana desde el edificio de San Martín y 25 de Mayo. Después de octubre, si el oficialismo no logra revertir la pobre performance de las PASO, el cambio de camiseta se profundizará. Muchos intentarán cruzar el río antes de que las aguas se vuelvan turbulentas.